viernes, 11 de julio de 2008

welcome to the machine

Pongo el disco y la radio suena, como siempre lo ha hecho, y siempre lo hará desde los comienzos de su funcionalidad. Espero. Play. En el espacio de tiempo antes de que empiece la canción entra el grupo a la pieza donde vamos a tocar en mi imaginación. Cada cual toma su instrumento, prendemos amplificadores. No hay saludo porque todos sabemos que no es necesario. La radio sigue sonando. Richard Wright empieza el tema y entra con el magnifico comienzo en su sintetizador. Veo mi guitarra y la pieza vacía extasiado, me encanta la canción. Me acuerdo de Syd, me habría gustado tocar con él también, pero no se pudo. Mientras pienso, “Shine on your Crazy Diamond” continua. Entra Gilmour con un gran solo, yo sigo sin tocar, soy más que nada un simple observador, pero algo dentro de mí se prende. Saco una parte del solo y luego improvisación. Terminé, también David. Cuatro notas sin tiempo preciso y entra por completo la canción, que bueno que me la sabía de antes. Gilmour de nuevo, ahora no espero, improviso, se me olvida donde estoy, por unos segundos, si con Pink Floyd o solo en mi pieza con una radio que suena. Que solazo el de David, pero no por eso me voy a quedar atrás, nos miramos y termino. Solo de teclado, acompaño ahora, de vuelta en mi casa, hay poca luz, pero todavía se ve bien. Otro solo más, yo ya había empezado, estoy aprendiendo más que intentando superar al maestro, me saco una parte de su solo, sin detener la canción, dejo de tocar. Merecen su espacio. Y entra Roger Waters. Pasa el coro, grandes armonizaciones y yo toco con ellos y solo a la vez. Otro solo, escrito suena monotemático, pero en vivo y en directo es bastante entretenido. Qué coro, me acuerdo de la orquesta.
-¿Saxo?
-Sí, saxo.
-¿Quién lo toca?
-Dick Parry, ahí en la esquina, ¿no lo ves?
-¡Ohh!, gracias.
-Claro.
Lamentablemente nunca había escuchado de Dick Parry, así que volví a mi pieza, me mantuve mirando la radio, sin tocar ni parpadear.Ruidos.
-¿Un ventilador malo?
-No.
-¿Qué cosa?
-...-No hay respuesta, ya empezó la canción y cuando se toca no se habla (debería aplicar eso más seguido). Sé lo buena que es esta canción, así que no toco, sólo los veo y oigo hacer su arte. Una historia pasa por mis ojos, un joven entra a una oficina, delgado y con cara de desprevenido, y ahí está ese señor ancho de traje café, lo mira casi con desprecio:-“Welcome my son, welcome to the machine...”No se si soy yo, o estoy de pie junto a él. Solo acústico de guitarra, lo saqué, pero sigo sin tocar, creo; no veo mucho.El hombre repite su saludo, pero no hay respuesta, sólo silencio y Roger cantando. Canta bien, pero no se lo dije porque el solo de teclado nos llevó a los dos de nuevo a la oficina del hombre, donde no hay ruido, sólo miradas. Un auto, no sé donde están ni el joven ni el hombre, pero yo estoy en mi pieza, observo la radio en el más hondo de los silencios, y ésta suena. Me miran felices, comienza el tema más “Hard Rock” del disco. Yo ya estoy soleando en la progresión.No sé qué pasó durante esa canción, o sea, no lo tengo claro, estaba soleando, así como aprendí de David. Ya no toco, sólo canto, entra el solo y decido acompañar a Gilmour. Cierro los ojos y, de repente, un zumbido me devuelve a la realidad, se acabó la canción. Voces.
-¿Quienes son?
-...
Y así comenzó en las dos piezas en las que yo estaba “Wish You Were Here”. Me doy cuenta, al mirar a mi alrededor para asegurarme donde estoy, que ya no hay luz, pero ¿para qué voy aprender la luz de la pieza? Me la saco, pero no la toco, en señal de respeto al otrora guitarrista de Pink Floyd, a quien están dedicadas esta canción y “Shine On”, Syd. Me siento y miro a la ventana, a la pared o a la radio, no me acuerdo, quizás a las tres. La canción se va de a poco, yo vengo de vuelta a mi pieza, no se de donde, pero parece que del estudio donde fue sacado la foto de los hombres saludándose.
-¿The Wall?
-¡No hombre!, Shine On parte 2
-Ahh, si-respondí luego de haber leído el librito del disco.Ahora no lo pienso, sólo lo hago, improviso; de a poco se me va nublando la vista, ¿o será la falta de luz? No sé.Un gran espacio negro y yo iluminado por una luz invisible, parado transversalmente en un suelo impalpable. Siento movimiento, como remezones, ¡pero si soy yo!, abro los ojos, la pieza está de un frío color azul muy oscuro, no paro de solear, ni de moverme y mis ojos se nublan de nuevo, el velo de la magia sicodélica de Pink Floyd me ciega.
Vuelo, transversalmente, por el espacio negro, las notas de la guitarra de Gilmour y de mi guitarra crean colores, un arco iris, la tapa del disco “The Dark Side Of The Moon”, como siempre lo he querido, atravesé el prisma. Piano. Abro los ojos, me muevo mucho, sentado en la silla que me queda chica, no me detengo en mi solo, ni en moverme, no sé como hacerlo. Oscuridad de nuevo, soy libre en este espacio infinito de negra luz, en el que me puedo ver y vuelo. Abro los ojos de nuevo, ahora sí que no hay luz, y no hay ruido, pero estoy todavía tocando, lo sé por el roce de mis dedos que tocan las cuerdas de la guitarra con frenética pasividad mientras yo me muevo. Un teclado, al estilo Anathema, perdón, al estilo Pink Floyd. Poco a poco vuelvo a mí, abro los ojos, hace ya un tiempo que había dejado de tocar, pero no lo sabía, me siento nuevo, miro a mi alrededor y reconozco la pieza en la que estaba hace ya media hora.
-Gracias.
Dejo mi guitarra, me pongo de pie y me tambaleo hacia la puerta. No veo nada, luz, mucha luz, pop, del malo, realidad, todo me choca bruscamente, pero mi felicidad es mayor.
-¿Qué hora es?
-Las 10...
-...

6 comentarios:

Empty Shadows dijo...

Impresionante señor!
muy, pero muy lindo...
me agradó un montón

Escribes notable... y por lo mismo me alegré mucho cuando vi tu comentario en mi Blog... ¡al fin alguien entendió a que me refería!

Gracias Nico, eri un 7
cuidate e insisto... buenísima entrada...
In rock no más pues!

Saludos,
Rockerilla.-

ybris dijo...

Aunque te defines observador cuando escuchas música, se te ve intérprete.
Seguramente porque te metes muy dentro de la música que te gusta.
Gracias por todos tus comentarios y visitas.

Un abrazo, Nico.

NoSurrender dijo...

Ese disco es una maravilla. Para mí, Shine on es el mejor de Pink Floyd. El sonido es sobrecogedor, me transporta completamente. Nunca he podido escuchar una sola canción; siempre lo pongo entero.

Salud!

Soy ficción dijo...

Interprete y oyente, dos caras de una misma moneda :) Se ve que llevas la música muy adentro.

Anónimo dijo...

¡Hola amigo!
Hoy por fin pude encontrar un ordenador en el que conectarme y saqué algo de tiempo, por lo que aquí me tienes en tu blog, para devolverte la cortesía que tuviste al entrar en mi desván.
Espero que vaya todo bien al otro lado y muy interesante tu rincón.
Un abrazo.

RosaMaría dijo...

Un magnífico post, te felicito. Valía la pena venir por aquí. Gracias.